En la voz de Sebastián Ramírez
Llegué hasta séptimo semestre de Derecho cuando me tocó dedicarme a cuidar la finca de mi papá. Crecí en el Quindío, la finca queda en la vereda Buenos Aires de Calarcá. Yo hago parte de la cuarta generación de caficultores de esta familia y no, en Colombia no se puede vivir del café. Es muy jodido. Hace seis años, por esas vueltas que da la vida, las que no se explica ni usted ni me explico yo, tomé las riendas de esta casa. Me puse a trabajar fuertemente. Teníamos cuarenta