Para las madres en el campo
Me encargaron la difícil tarea de escribir una carta que acompañe a este café en el día de las madres. ¿Cómo no caer en lugares comunes de agradecimientos fríos e impersonales? ¿Cómo hacer para no reducir su labor a esa recalentada frase –cual tinto viejo- de tarjeta de supermercado, “felicidades, mamá”? ¿Y cómo escribir para todas, en plural, sin dejar de lado que cada una es genial a su manera? Preferí entonces ni agradecer, ni hablar en plural. Escogí, más bien, contar una